"La ira, el enojo, la agresividad, nos llegan a diario, pudiendo generar situaciones donde la única salida es la violencia, aparentemente. Aquí es donde mayor énfasis debemos poner en tomarnos unos minutos para respirar, tranquilizamos y buscar la mejor solución al problema planteado, sabiendo que la violencia sólo genera más violencia, dolor y destrucción.
De esta forma, al mejorar nuestra respuesta a las situaciones violentas, también estaremos enseñando con el ejemplo a los demás, logrando así mejorar nuestro entorno, el mundo que nos rodea.
La ira es una emoción completamente estéril. La ira expresa el deseo de dominar una situación en la que se nos escapa el control de los acontecimientos. Cuando nuestras ambiciones agotan nuestras fuerzas vitales y nos enojamos con las personas de nuestro entorno, (que no están a la altura de nuestros objetivos o deseos), olvidamos que quienes nos rodean, no son sino el reflejo de nosotros mismos.
A partir de ahora, cuando alguien desencadene nuestra cólera, afrontaremos nuestras emociones para tener conciencia de nuestras debilidades.
Cuando está a punto de producirse un incidente, la conducta ideal consiste en reprimir toda reacción intempestiva e impregnarse de un sentimiento de generosidad. ¿Quién puede sentir cólera con una sonrisa en los labios? Sonrisa que, seguramente, también servirá para desarmar al provocador. ..."
Concha Olid
Buen principio para meditar esta semana...